Chile puede ser un protagonista en la producción de hidrógeno verde con energías renovables, lo que convierte a este elemento en un atractivo producto de exportación que podría ser sustentable y, al mismo tiempo, tener precios competitivos como para generar un polo de desarrollo dentro y fuera del país.
El sol en el norte, el viento y los ríos en el sur, el calor geotérmico a lo largo de la Cordillera de los Andes, la biomasa para las zonas de producción silvoagropecuaria; todos son tipos de energías limpias y de fuentes renovables que han logrado distintos niveles de desarrollo en Chile. Algunos como la energía hidroeléctrica y, en los últimos años, la solar han logrado una presencia relevante en la matriz energética nacional. Lo cierto es que su desarrollo es una realidad y el potencial del país es enorme, con la ventaja de tener costos muy competitivos y sin necesidad de subsidios.
Estas características hacen que Chile cuente con un potencial de producción de energía de al menos 1.865 GW, cifra que supera más de 100 veces la potencia total del país que solo alcanza unos 22 GW.
¿Qué hacer para aprovechar este enorme potencial de generación de energía renovable? ¿Cómo usarla para contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, a la vez, impulsar la economía del país?
Estas son las dos interrogantes que el Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH -que trabaja en Chile por encargo del Ministerio Alemán de Medio Ambiente (BMU)– comenzó a plantearse hace más de dos años con el objetivo principal de reducir emisiones. Asumida esa tarea, la GIZ en conjunto con el Ministerio de Energía y Corfo, se abocaron en la promoción del potencial desarrollo en Chile para producir hidrógeno verde.
«Con un número increíble pero, sin embargo, aún muy conservador de 1.865 GW de potencial de energías renovables, estas condiciones únicas y muy favorables en Chile facilitan soluciones integrales, como por ejemplo: producir alimentos, desalinizar el agua de mar, utilizar en distintas industrias y, además, se puede producir hidrógeno verde a gran escala para diversos usos», explica Rainer Schröer, director del Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética de la GIZ en Chile.
Schröer agrega que los últimos dos años han sido dedicados a analizar el potencial de producción de hidrógeno verde en Chile, junto con el Ministerio de Energía y Corfo. «Fruto de este trabajo hemos publicado este año un libro que explica la tecnología y expone las diferentes aplicaciones de este elemento en el país, que está disponible en versión digital del Ministerio de Energía, de Corfo y en nuestro sitio web www.4echile.cl».
Además del libro «Tecnologías del hidrógeno y perspectivas para Chile», el trabajo de la GIZ junto con las autoridades ha tenido un perfil de acompañamiento técnico, así como de generación de espacios para el encuentro y la cooperación sobre el tema, tanto en Chile como con representantes de la vanguardia mundial en el tema.
El hidrógeno se conoce y se usa hace más de 100 años en todo el mundo en procesos industriales, para producir fertilizantes, en la industria química, para la fabricación de explosivos entre múltiples otros usos, pero su producción es un alto emisor de CO2. Hoy uno de sus grandes potenciales es convertirse en el reemplazo de los combustibles fósiles para transporte. En Alemania, este uso ya está siendo probado, el 18 de septiembre pasado comenzó a funcionar en el norte de Alemania el primer tren eléctrico del mundo en base a hidrógeno.
Gran encuentro internacional
El interés que ha despertado este tema se ha manifestado en la alta participación en dos conferencias internacionales sobre hidrógeno verde que han sido organizados por GIZ con el Ministerio de Energía y Corfo. La primera fue realizada en 2017 y asistieron 151 participantes, cuando la expectativa rondaba los cincuenta asistentes. Pero fue la Segunda Conferencia Internacional «Hidrógeno verde para la transición energética de Chile», la que consolidó el gran interés público-privado en impulsar la creación de una nueva industria en el país.
La conferencia realizada el 4 de septiembre pasado convocó a más de cuatrocientos asistentes y contó con 32 expositores, de los cuales veinte eran extranjeros. Todos asistieron con el fin de analizar el potencial de producir el hidrógeno libre de emisiones, así como sus nuevas aplicaciones para la minería, combustibles, fertilizantes y almacenamiento energético. En el evento se inscribieron 284 compañías interesadas en eventuales desarrollos.
«Nuestro trabajo se ha enfocado en crear espacios de discusión técnica, como esta conferencia, apoyando proyectos demostrativos y difundiendo casos de éxito que ayuden a adoptar más rápidamente estas tecnologías, las que pensamos, pueden tener una importante cabida en el país», resalta Schröer.
La conferencia fue inaugurada por la ministra de Energía, Susana Jiménez, quien anunció que el ministerio trabaja en la posibilidad de aumentar la presencia del hidrógeno en la matriz energética nacional (ver entrevista).
La secretaria de Estado valoró el trabajo que han realizado junto a GIZ, destacando la organización de estas conferencias y la publicación del libro. «Desde el Ministerio de Energía estamos enfocados en conocer el ecosistema de la economía del hidrógeno e identificar las oportunidades que podría traer su incorporación a la matriz energética, con un uso y producción segura, eficiente y competitiva a partir de energías renovables», señaló.
La Agencia Internacional de Energía (IEA) también quiso estar presente en la conferencia. Cedric Philibert, analista senior de la División de Energía Renovable de esta entidad, fue el orador principal del evento. «Con los recursos renovables de energía solar en el norte y eólicos en el sur, el país podría producir hidrógeno verde a partir de la electrólisis del agua y convertirlo en amoniaco -que es un combustible rico en hidrógeno- primero, luego exportarlo, pero que también es un importante insumo para la producción de fertilizantes en el mundo», dijo en esa ocasión.
Hans Kulenkampff, presidente de la Asociación Chilena de Hidrógeno, organismo que impulsa esta tecnología, destacó el enfoque del encuentro. «La realización de una economía de hidrógeno no es posible por sí sola, se requiere de actores como la gran minería, el gobierno, la academia, y aquí en la segunda conferencia hemos estado todos juntos. Son muy importantes las conversaciones tras bambalinas, muchas reuniones de negocios que se han dado y que esperemos sean muy fructíferas», añadió.
En la conferencia también se conoció el avance de los proyectos que realizan dos consorcios tecnológicos para ver la factibilidad de usar combustible dual (diésel e hidrógeno) en camiones mineros, y otra iniciativa para adaptar la operación de equipos móviles mineros de diésel a hidrógeno mediante celdas de combustibles.
Engie, la multinacional francesa que es una de las principales generadoras de energía, ya creó una unidad de negocios para potenciar el hidrógeno verde.
El trabajo del Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética de la GIZ con las autoridades chilenas, ha tenido un perfil de acompañamiento técnico y de generación de espacios de cooperación sobre el tema. Se han realizado además dos conferencias internacionales y se publicó un libro.
Fuente: El Mercurio