Rodrigo Vásquez ha estado detrás de los dos grandes encuentros que reunieron a todos los actores de la industria para analizar este tema, y además es autor del libro “Tecnologías del Hidrógeno y Perspectivas para Chile”, publicado en junio.
En esta entrevista repasamos las posibilidades de Chile en el desarrollo del hidrógeno verde.
Rodrigo Vásquez trabaja en la promoción de las energías renovables y ahora del hidrógeno verde en Chile. Desde la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán), donde se desempeña como asesor en Chile del Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética, trabaja de la mano con el Ministerio de Energía en el desarrollo de la energía solar y de tecnologías que podrían hacer viable este combustible en el mediano plazo en el país. Esta es su visión al respecto.
¿Por qué hoy se está hablando de generación de hidrógeno verde en Chile?
Hace mas de cuatro años en GIZ iniciamos un proyecto orientado a la promoción de la energía de concentración solar y fotovoltaica. Esta última se ha desarrollado fuertemente y es aceptada como una tecnología más de la matriz energética, y a mi juicio ya debieran sacarle el apellido de “no convencional”. Por otro lado resulta que la capacidad de las redes eléctricas no es ilimitada, y eso significa que por mucho que se inyecte energía nueva va a haber problemas para transmitirla. Entonces dijimos: en Chile la energía solar es más barata y competitiva con cualquier otro tipo de energía, y puede ser utilizada para generar electricidad y así transformarla en cualquier otro producto, y no solamente electricidad para la red. Ahí surgió esta iniciativa considerando, además, que en Alemania se estaba utilizando la energía eólica excedente para producir hidrógeno, y de ahí inyectarlo por ejemplo a las redes de gas natural, a distribución en camiones, etc.
Entonces empezaron a ver su potencial en Chile…
Empezamos a analizar este camino del hidrógeno y ver que potencial u oportunidad tenía Chile. Comenzamos a planificar un workshop para saber quienes están relacionados con el hidrógeno, y aunque inicialmente pensamos que sería poca gente terminó convirtiéndose en un seminario internacional al que asistieron más 120 personas el año pasado. Vino gente de Siemens, Linde, Engie, entre otros, buscando obtener una prospectiva de lo que estaba sucediendo y por qué estaban hablando de este tema acá en Chile. En resumen, partimos con esto porque creíamos que teníamos energía limpia, y buscamos darle un valor agregado a esa energía.
¿Eso actuó como un punto de partida para una eventual industria del hidrógeno verde?
A raíz de eso empezaron una serie de trabajos, varias empresas se empezaron a interesar. Ejemplo de ello fue Engie, que creó una unidad nueva de negocios en este ámbito a nivel global, y muchas otras empresas se fueron acercando a este tema y empezaron a mirar las oportunidades en Chile para producir un hidrógeno “premium”, es decir, a partir de energías renovables y a un precio que en el tiempo sería comparable al costo de producción del hidrógeno actual a partir del gas natural. En junio de este año lanzamos el libro “Tecnologías del Hidrógeno y perspectivas para Chile” para sensibilizar sobre el tema. Nos propusimos la meta de tomar un tema bastante técnico y llevarlo a un lenguaje simple, que pudiera comprender cualquier persona sin conocimientos previos, pero que tuviera rigurosidad científica. Este libro aterrizó un poco el tema, porque lo único que había en el país era información y papers muy técnicos y bien específicos. El 4 de septiembre pasado hicimos un segundo evento y asistieron más de 420 personas, empresas, emprendedores tecnológicos. Se creó mucho interés.
Existe la sensación de que esto puede tener un crecimiento rápido, ¿cómo se ve el avance en los últimos dos años, se prevé efectivamente tan acelerado?
Si, están pasando muchas cosas en muy poco tiempo. Es parecido a lo que pasó con la energía fotovoltaica, que tuvo un crecimiento exponencial en los últimos cinco años porque los precios bajaron. El fenómeno del hidrógeno es más o menos igual, es una tecnología muy antigua, de más de cien años, en que se generaba hidrógeno con electrolizadores -que es lo que se está pensando hacer ahora- utilizando energía eléctrica. Pero los componentes para hacer dispositivos que generan hidrógeno y después usarlo para hacer electricidad nuevamente, usaban materiales bastante caros -como platino-, lo que hacía muy cara la transformación. Ahora, en un escenario de mucha presión internacional por el cambio climático y la necesidad de hacer algo pronto, tuvo un resurgimiento, además, porque esos costos han disminuido , permitiendo pensar en un costo de hidrógeno verde bastante más comparable con la producción de hidrógeno convencional. Además, se apuesta a esto como un vector, porque no solamente vas a generar hidrógeno y lo vas a almacenar como energía, sino que también lo puedes usar directamente en transporte a través de una celda de combustible, puedes crear otros compuestos como fertilizantes, amoniaco, metanol, metano verde, etc.
“Para producir hidrógeno verde, el gran costo es la energía que se requiere. Y la gracia de Chile es que esa energía puede ser barata, limpia, eterna y a un precio que se va a mantener en el tiempo”
La transición hacia una generación más limpia se está acelerando, y en Chile ya se llega a un 23% de ERNC. Pero descarbonizar el transporte y la industria es mucho más complejo ¿Por eso se habla del hidrógeno como el “eslabón perdido” de la transición energética?
La gracia del hidrógeno, y por eso se habla de el como un eslabón, es la versatilidad que tiene. En términos de mitigación, la generación de electricidad a partir de energías renovables cubre una gran parte de este esfuerzo, pero hay cosas que puedes cubrir con electricidad y otras que no, principalmente todo lo que tiene que ver con transporte, con la industria, con la refinación y el uso de combustibles en general. Eso se puede hacer con hidrógeno. Y si además lo produces verde, con energía solar por ejemplo, entonces tienes todo el ciclo verde.
Hoy se ve una oportunidad por los bajos costos de la energía solar, pero ¿cuáles son los pasos para que el uso de hidrógeno sea económicamente viable en comparación con otros combustibles?
Depende mucho de la aplicación. Si tienes una minera que demanda hidrógeno, y lo produces in situ, con una planta fotovoltaica al lado de la mina, no se requiere transportarlo podrías generar y entregarlo por tuberías a la faena. Pero si está lejos, ya empieza a ser más caro porque habría que transportarlo, por ejemplo en camiones. Por eso depende mucho del modelo de negocio. Pero, si piensas producir hidrógeno e inyectarlo en un cierto porcentaje a una red de gas existente, que es lo que se está haciendo en Europa, ahí tienes una gran demanda.
¿Por qué hay tanto interés en Chile, y qué se está pensando acá? Aparte de que podemos proveer la energía más barata, y limpia
El concepto es súper claro: por ejemplo cuando quieres sacar hidrógeno a través de la electrólisis -separación del agua en hidrógeno y en oxígeno-, que es lo más común para hacerlo en forma más limpia, para producir hidrógeno verde, el gran costo es la energía que se requiere. Está el costo de inversión (CAPEX), pero el costo de la operación (OPEX) es el que pesa más, cuánta energía gastas para poder producir hidrógeno. Y la gracia de Chile es que esa energía puede ser barata, limpia, eterna y a un precio que se va a mantener en el tiempo. Distinto es cuando obtienes hidrógeno desde gas natural, o de la gasificación de carbón, o del petróleo, ahí estás ligado no solo a la variación de los precios internacionales y sus posibles intermitencias por problemas geopolíticos, sino que como estos elementos contienen carbono, por ejemplo cuando se saca a través del gas natural tu produces hidrógeno pero generas CO2. No lo puedes tirar a la atmósfera sino que tienes que capturarlo, y al capturarlo suben los costos. Tiene esa variabilidad.
En la última licitación los precios de la energía rondaron los US$30. ¿Qué oportunidad generan estos precios?
Depende de dónde, y a qué hora del día. Como ejemplo, el precio solar ofertado en la última de las licitaciones de distribuidoras para un bloque fue menor a 30 dólares el MWh, pero si quieres electricidad de la red se deben sumar los costos inherentes a ella, inyección, peajes, etc. El modelo de negocios que se está pensando es quizás no inyectar energía a la red con una planta fotovoltaica, sino que conectarse directamente a la planta de generación de hidrógeno. Ahora, yo creo que como modelo de negocio, producir en este momento solo hidrógeno puede que no de números tan azules, entonces hay que intentar producir no solo para un uso en particular, sino para otros consumos locales. Entonces, el modelo no va solo al momento de producir hidrógeno verde, sino que también pueden haber subproductos, como el oxígeno, por ejemplo.
“Hoy se generan mundialmente 65 millones de toneladas de hidrógeno al año, las expectativas de producción según el Hydrogen Council por el aumento de demanda es un 55% más al 2030, y nueve veces más al 2050”.
Esa es nuestra ventaja competitiva entonces
Como dije, la gran componente de costo de producir hidrógeno es la energía. Y si esa energía es verde, y es barata, esa es la gran ventaja. No hay nada oculto detrás de esto. Chile tiene la gran ventaja de tener una radiación solar en el norte espectacular, y que los costos dan para producir hidrógeno de forma más rentable. Si tu negocio va a ser generar hidrógeno, y no generar energía, el costo de producción puede llegar a valores incluso más bajos que US$20 el MWh.
Los precios debieran seguir bajando, depende mucho de las señales de mercado. Pero si tienes una planta no dedicada a generar electricidad sino a generar hidrógeno, ese costo va a estar dentro de tus insumos, y mientras más barato el insumo mejor. Hoy se generan mundialmente 65 millones de toneladas de hidrógeno al año, las expectativas de producción según el Hydrogen Council por el aumento de demanda es un 55% más al 2030, y nueve veces más al 2050. En el caso de la generación de hidrógeno con gas natural, con petróleo y el carbón, obviamente la huella de carbono es importante, no así con las renovables. A eso es lo que apostamos. Toda la gente ahora, cuando está pensando en producir hidrogeno, ya no está pensando en gas natural -aunque algunas tendencias apuestan a la captura de carbono-, sino que están pensando directamente en hacer electrólisis con energías renovables.
Hay que generar las economías de escala para eso, por eso el foco es la minería
La minería tiene una oportunidad. En la gran minería el 50% de la energía es electricidad y la sustentabilidad de esta parte depende de los contratos firmados, si son o no con renovables, pero el otro 50% es combustible diésel, específicamente para transporte de grandes camiones mineros. Esto es nuestro driver, porque esa parte es mas complicada de limpiar. Una alternativa sería un biocombustible, pero existen otras alternativas entre las que se encuentra el tema del hidrógeno. Mezclarlo, por ejemplo. Si en un camión que consume casi tres metros cúbicos al día de diésel se puede desplazar una parte de eso con un combustible limpio, como podría ser el hidrógeno, es un gran ahorro en emisiones. Ese es un driver importante para Chile, porque la minería en Chile está en una zona donde está el sol y cerca del mar. Entonces, es el cliente natural de la energía renovable y del hidrógeno.
¿Qué tan avanzado está esto, hay proyectos concretos y reales que se estén trabajando?
Están los dos programas tecnológicos de Corfo en la minería, uno enfocado a combustión dual hidrógeno-diésel en grandes camiones, y el otro en el uso de las celdas de combustibles en vehículos menores, de minería subterránea o camiones de menor tonelaje. La idea es que dentro de cinco años desarrollen una tecnología para implementarla dentro de las faenas mineras. Se armaron dos consorcios, uno para cada proyecto, liderados por Alset y la Universidad Federico Santa María. En uno de ellos está Codelco, que es el proyecto de celdas de combustible. En el otro está BHP, CAP y Angloamerican. Cada uno también tiene también su proveedor tecnológico, por un lado Ballard y por el otro Hydrogenic, respectivamente, que apoyarían con el tema de las celdas de combustibles y electrolizadores. Empresas como Linde y Engie están participando.
“Creemos que falta que grandes empresas impulsen la demanda, que podría ser por ejemplo en la minería en el mediano plazo. Yo creo que en ese momento los desarrolladores de proyectos podrían decidirse a instalar una planta. Engie es el que más trabajando en este tema”.
¿Y en otros sectores de la industria?
Solo los programas tecnológicos tienen dinero comprometido encima de la mesa, entonces son lo más concreto actualmente. El resto son acercamientos de empresas que están evaluando seriamente el tema del hidrógeno en nuestro país, como Engie. La ventaja de Chile es que tienes un vector que interesa a las empresas internacionales que ven la producción de hidrógeno en Chile a un precio competitivo para llevarlo al lugar donde se necesita. Chile tiene el driver de la minería, el tema de exportación, utilizar hidrógeno para producir, por ejemplo, fertilizantes. Chile es un importador neto de sus fertilizantes, con mas de un millón de toneladas anuales. Por otro lado, en el mundo el 50% del hidrógeno se usa para hacer urea. Pensar en generar una industria en el norte que pudiera producir fertilizantes sintéticos sería como volver a los inicios de 1900, donde Chile era el gran exportador, pero ahora lo estarías haciendo verde. Esa es la gran gracia.
Ahí está el desarrollo
Claro, porque si queremos descontaminar el mundo, tenemos que ser sustentables integralmente. Considerando el último Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5 grados del IPCC publicado en octubre, diciendo que tenemos que acelerar las acciones contra el cambio climático, entonces tenemos que pensar en sistemas que sean sustentables de inicio a fin. Eso está sucediendo en el mundo, y en Chile vamos más tarde. Creemos que falta que grandes empresas impulsen la demanda, que podría ser por ejemplo en la minería en el mediano plazo. Yo creo que en ese momento los desarrolladores de proyectos podrían decidirse a instalar una planta. Engie es el que más trabajando en este tema.
¿Qué esta tecnología llegue a la calle es más complejo?
Es complejo por el costo de la infraestructura, pero quizás se podría iniciar con un bus a hidrógeno, como los que andan en Londres o en Alemania. Hace tres semanas se puso en forma comercial un tren a hidrógeno en el norte de Alemania. Tiene la ventaja de evitar toda la infraestructura eléctrica de las catenarias, y el tema ambiental, intervenir, etc, porque la energía la transporta el mismo tren.
¿Y su uso como combustible en transporte se ve viable?
Podrías generar metano verde, lo que es conceptualmente fácil, porque sacas hidrógeno, lo mezclas con CO2 y generas un metano verde. Ese metano es como la biomasa, se capta en algún momento CO2 y después lo utilizas, no generas más CO2 de lo que hay. Es lo que se denomina un e-fuel, que son combustibles sintéticos y que utilizan este ciclo de CO2. Eso es lo que se busca ahora, que sería como una transición antes de un vehículo que funcione solamente con hidrógeno a través de una celda de combustible. Es decir, tienes toda la infraestructura adaptada para el diésel, para el gas, etc, y podrías utilizar esta misma infraestructura pero más limpia, inyectando hidrógeno en las redes de gas o con combustibles que tienen un balance cero en términos de CO2.
Para que esto funcione, es fundamental que el hidrógeno se regule como combustible, y ahí es donde entra el Ejecutivo ¿Qué avances hay en términos de normativa?
En Chile el hidrógeno no está considerado como combustible, falta esa parte. La ministra ha dicho en el último tiempo que tenemos una muy buena oportunidad, pero hay que ver el tema normativo. Eso podría demorar a lo menos un año, porque requiere una revisión de normativas internacionales y ver cómo se adapta a Chile. Eso es un requisito indispensable para empezar a pensar en grande. Lo importante es tener el apoyo del gobierno, que ya ha declarado que el hidrógeno es una alternativa a revisar. Eso es muy importante, porque así se empezó también con las energías renovables no convencionales, entonces por ese lado está bien como se está comenzando.
¿Qué se espera del rol del gobierno y de la industria en esta materia, para transformar esto en realidad?
Que el gobierno siga empujando como lo está haciendo ahora, y la industria que se atreva, o que revise sus procesos, para ver si el hidrógeno puede ser parte de su matriz energética. La misma minería, por ejemplo, tiene algunos procesos que utilizan ciertos gases, no solo transporte. A lo mejor el hidrógeno puede ser también introducido en esos procesos. También se puede quemar el hidrógeno puro, empresas como Hitachi Mitsubishi están desarrollando calderas que queman hidrógeno para producir vapor y generar electricidad en turbinas de vapor convencional. Las refinerías es otro cuento, a fines de julio Repsol y Enagas firmaron un contrato para el desarrollo de la producción de hidrógeno utilizando como principal fuente la energía solar, para la desulfurización de combustible, que es lo que hace Linde en la comuna de Concón, pero ahora lo quieren hacer con energías renovables. Eso es un gran avance, que permite limpiar de cierta forma el combustible actual.
Fuente: País Circular